Colorido, estética y diversión en Las Candelas de El Casar

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Colorido, estética y variedad de actos es lo que se ha podido observar este fin de semana en El Casar con la celebración de su Fiesta de las Candelas, declarada de Interés Turístico Provincial, que cada año consigue congregar a multitud de público, muchos de ellos amantes de su pueblo pero otros muchos amantes de las tradiciones y de las fiestas populares.

Pese al frío de algunos momentos, casareños y también foráneos venidos desde distintos puntos no sólo de la provincia sino de provincias cercanas, se han dado cita en una fiesta en la que los actos propiamente religiosos en honor de la Virgen de la Candelaria (misa, procesión y entrega de la vela) se rodean y contagian del costumbrismo y tradición de unos ritos profanos de raíz puramente militar.

Por destacar algunos de los protagonistas de esta fiesta –que ha centrado especialmente sus actos este sábado 1 de febrero- cabe hablar de los conocidos como “funcioneros” (capitán, teniente abanderado, segundo teniente, alférez, sargento, cabos, el pagador, el yuntero y un “cura de candelas”), que ataviados convenientemente para la ocasión, son los actores indiscutibles de una fiesta en la que también aparecen en escena las picas, la yunta de mulas engalanadas de fiesta y adornadas con dibujos, y la bandera multicolor que los participantes enrollan y desenrollan usando un único brazo.

La misión de los funcioneros es la de honrar a la Virgen. Ellos son quienes deciden festejar esta fiesta y para ello se organizan en una tropa de disciplina y jerarquía militares que en vez de llevar elementos de guerra llevan símbolos de paz.

En cuanto a las picas, en origen armas en forma de lanza, en esta fiesta se visten de gala recubriéndose de cintas multicolores rematadas con ramilletes de flores, que son enarboladas y lanzadas al cielo al compás de la música de los tambores y dulzainas, instrumentos que forman parte de esta tradición festiva.

La bandera confeccionada con retales multicolor es insignia de esta singular “unidad militar”, y preside la formación. Durante la fiesta es desplegada a los pies de la Virgen en señal de respeto cuando se procesiona su imagen, y revoloteada al viento por los funcioneros componiendo un vistoso espectáculo.

Otro acto vistoso de esta fiesta que se lleva a cabo poco antes de la lectura de la Carta de Candelas es cuando los miembros de la cofradía dan varias vueltas a la plaza perseguidos a caballo por un hombre vestido con capa y capirote rojo, el pagador, que monta a caballo y porta espada. Se trata de la persona encargada por otra de satisfacer rentas,  al que le siguen la yunta de mulas en su recorrido por la Plaza.

La “Carta de Candelas” es el acto licencioso que consigue congregar más casareños alrededor del balcón de la Plaza del Ayuntamiento. Desde ahí, se procede a la lectura de la Carta de Candelas. El encargado de dar lectura a estas cartas, escritas en verso, ha sido en esta ocasión Mario Carpintero.

En su carta expone en clave de humor las “comidillas y pecadillos” de los funcioneros, ocasionando en ciertas ocasiones –más de las que quisieran algunos- algún disgustillo, al salir a la luz “pecados” desconocidos hasta el momento.

En definitiva, un acto para mostrar los “pecados” de forma pública intentando el perdón colectivo, para iniciar un nuevo ciclo tras esta purificación.

Un año más, la Fiesta de la Virgen Candelaria y de San Blas, ha hermanado a todo el pueblo con lazos de unión difíciles de romper.

El hecho de que a la Candelaria se le una casi en el tiempo la celebración de San Blas ha conllevado que la fiesta se haya prolongado un día más, con una misa de campaña este domingo, ante la imagen custodiada en la ermita de la Soledad.

Tras este acto religioso, como es costumbre, se ha roto la rígida disciplina castrense que caracteriza la fiesta de las Candelas, y se ha ofrecido la bandera a aquellos que voluntariamente desean mantener vivo el espíritu un año más. Aquí, el nexo generacional cobra siempre un especial protagonismo.

Durante tres días, los vecinos de El Casar han disfrutado de la fiesta en honor de la Candelaria, un festejo que consigue congregar a todo un pueblo involucrado con el amor a su Virgen, pero también con el jolgorio y el mantenimiento de sus tradiciones.

El alcalde, Pablo Sanz, ha aprovechado esta festividad para demostrar un recuerdo cariñoso y entrañable de los funcioneros que lo fueron y que ya no están entre ellos, así como para reivindicar la necesidad de que el Gobierno Regional reconsidere la consideración de la Candelaria como Fiesta de Interés Turístico Regional, “ese es mi deseo y el gran parte de los casareños”, ha puntualizado

Desde el Consistorio se quiere agradecer un año más la implicación de todo el municipio en esta fiesta, y de forma muy especial a aquellos voluntarios que han contribuido en que todos los actos se hayan desarrollado convenientemente.